miércoles, 6 de junio de 2012

FESTIVIDAD DEL CORPUS CRISTI, DÍA DE LA CARIDAD


RESUMEN DEL MENSAJE DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL EN LA FESTIVIDAD DEL CORPUS CHISTI, DÍA DE CARIDAD 2012.

FESTIVIDAD DE CORPUS CHISTI, DÍA DE LA CARIDAD ( 10 DE JUNIO DE 2012)

Celebramos la solemnidad del Corpus Chisti, Día de la Caridad, ya que el Cuerpo entregado  y la Sangre derramada del Señor constituye para nosotros a través de la historia, la manifestación mayor del amor de Jesús a los hombres.
Al contemplar en esta festividad el misterio de la vida entrega por amor, que es la Eucaristía, nuestra mirada y nuestro corazón de pastores se dirigen a todos los hermanos que sufren cualquier necesidad en su cuerpo y en su alma. Para todos ellos tuvo Jesucristo gestos de atención y de ayuda. En estos años se hace más perceptibles las carencias personales a causa de la crisis que estamos sufriendo. De una forma u otra, todos tenemos presente el drama de la pobreza, el hambre y la exclusión social. A las víctimas de estas situaciones queremos ofrecer la entrega solidaria y el mensaje de esperanza que nacen del amor de Dios.  Queremos manifestar también nuestro agradecimiento más sincero a todos los que ponen sus bienes, su tiempo y su esfuerzo al servicio de los pobres, de los marginados y de los más desposeídos. Agradecemos las oraciones de quienes encomiendan a Dios los hermanos que sufren necesidad, para que les fortalezca en los trances difíciles.
El Papa Benedicto XVI, refiriéndose a la problemática de la falta de empleo, dice: “El estar sin trabajo mucho tiempo, o la dependencia prolongada de la asistencia pública o privada, mina la libertad y la creatividad de la persona y sus relaciones familiares y sociales, con graves daños en el plano psicológico y espiritual”. Una pobreza de orden material genera otra de orden espiritual.
Por  otra parte, abriendo la mirada a la realidad mundial, no podemos olvidar que una de cada seis personas no saben si comerán hoy.
La Eucaristía nos hace ser pan partido y repartido.
Ante las necesidades ajenas, Jesucristo se conmueve, su ejemplo nos enseña que la verdadera compasión comienza por estar solícitamente atentos a las necesidades de los otros y hacer todo lo posible por remediarlas.
Jesús al darnos su Cuerpo y su Sangre en la Eucaristía, no sólo nos enseña a compartir el pan, sino a hacer de nuestras vidas una mediación de  su amor a los más desposeídos. El Señor ha querido necesitarnos para llevar la luz y la vida a los que carecen de ella; luz que nos permite conocer la verdad, y la vida que como el agua prometida por Jesús a la Samaritana, salta hasta la vida eterna.
No busquemos nuestro propio interés, sino el bien de todos. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante la situación de extrema necesidad que viven muchos hermanos nuestros, pensando que no podemos hacer nada con nuestras limitadas fuerzas. Que nadie busque su interés, sino el  prójimo.



Es hora de pasar de la compasión a la acción. No es posible vivir ajeno a los cinco millones y medio de hermanos nuestros que no tienen trabajo; y a miles de empresas abocadas a reducir sus plantillas o a cerrar las puertas; al millón y medio de familias con todos sus miembros en paro.
Es tiempo de convertirnos pasando de la compasión a la acción, y asumiendo un claro compromiso a favor de los más necesitados.
Hoy sigue Dios pidiéndonos que seamos responsables de nuestros hermanos, y no vale responder como Caín: “¿Soy acaso guardián de mi hermano?, yo me ocupo de lo mío y nada tengo que ver con mi hermano.
Todos estamos llamados a compartir haciendo verdad en nuestra vida el lema de Cáritas en este año para el Día de la Caridad: “Vive sencillamente para que otros, sencillamente puedan vivir”.